¿Cómo saber si estoy de parto?


¿Cómo saber si estoy de parto?

Es muy importante que confíes en tu cuerpo para empezar y continuar bien el parto. Nuestro cuerpo está perfectamente preparado para gestar a nuestro bebé, y para tener un parto sin complicaciones, como mamíferos que somos. También estamos preparadas para la lactancia. Algunos de los factores que afectan al parto incluyen la salud, nutrición, forma y tamaño de la pelvis,  presentación del bebé, la preparación para el parto, la práctica de ejercicios, y las técnicas de relajación.  El apoyo emocional que recibes durante el parto es fundamental para el transcurso del mismo, junto con cualquier intervención médica, pueden afectar al parto, tanto positiva como negativamente.

El parto se desencadena por cambios hormonales que surgen entre el bebé y la madre. Según diferentes teorías, cuando el bebé está maduro y preparado para nacer da una señal hormonal por la cual, el cuerpo de la madre comienza a generar más oxitocina para iniciar las contracciones de parto.  A veces el útero también interviene, por ejemplo en el caso de embarazos múltiples y adelanta el proceso cuando ya hay demasiado volumen.

Influyen también otros factores que pueden atrasar o adelantar el nacimiento como: factores hereditarios, constitución de la madre, rotura temprana de la bolsa (que suele ser por estrés) o exceso de líquido amniótico entre otros.

Cambios físicos

El descenso del abdomen, en las primerizas sucede 2 a 4 semanas antes del parto pero puede suceder incluso antes. En las mujeres que ya han tenido más hijos, el bebé puede descender unas horas antes o en el momento del parto.

Generalmente la cabeza del bebé es la primera parte que entra en la pelvis, se encaja. Esto hará que respires mejor, que las digestiones no las notes tan pesadas y disminuirá la acidez estomacal, sin embargo, ahora el útero va a presionar la vejiga y tendrás necesidad de orinar más frecuentemente y con menos cantidad.

Conforme se acerca el parto es común que te sientas cansada o con un exceso de energía. Algunas mujeres tienen una necesidad enorme de limpiar su casa y preparar todo para la llegada del bebé. A esto se le conoce como “ Hacer el nido”.

Los altibajos emocionales que aparecen poco antes del parto se deben a los nuevos cambios hormonales que suceden en tu cuerpo. Son similares al síndrome premenstrual y pueden ser más agudos tras el parto durante aproximadamente 10-15 días.

Otros síntomas parecidos a los del síndrome premenstrual como hinchazón del vientre y calambres, hinchazón y tensión en el pecho, mayor o menor somnolencia, variación en los ritmos de sueño y vigilia, etc.

Puedes tener diarrea y/o náuseas durante unas horas antes del parto o durante el mismo.

Puedes sentir un dolor de espalda, que no es el habitual de los últimos meses del embarazo, sino una molestia que corre en una banda en la parte baja de la espalda y se extiende hacia los lados del vientre. Puede ser una sensación de la que casi no te des cuenta hasta un dolor que te moleste bastante.

También puedes tener unas molestias parecidas a las de la menstruación. Puedes sentirlas como una sensación ligera o desagradable permanente. Habitualmente se transforma luego en contracciones más fuertes que siguen con los pródromos de parto.

La hormona “Relaxina” durante el embarazo, ha suavizado tus ligamentos, por eso andas más torpe, te tuerces los tobillos, se te caen las cosas de la mano… Puedes notar que todo tu cuerpo esta como “suelto”. No te preocupes, esta es la forma que tiene la naturaleza de abrir tu pelvis para que el bebé pueda llegar al mundo.

Expulsión  del tapón mucoso o “flujo con sangre”

Las contracciones Braxton Hicks realizan el trabajo preliminar de afinar y quizás abrir un poco el cuello del útero. Producen cambios en el tejido conectivo del cérvix y hacen que se pueda expulsar el tapón mucoso, una cantidad pequeña de flujo mucoso y espeso que ha mantenido sellado el cuello del útero durante los últimos nueve meses.

Si ya has dado a luz anteriormente, es más probable que el cuello del útero se dilate un centímetro o dos antes del inicio del parto. Esto no significa que el parto sea inminente, puede tardar desde horas hasta días.

Puede que pierdas todo el tapón de una sola vez, o en forma de flujo vaginal intenso durante varios días, también puede ser que no te des cuenta. El flujo puede estar teñido de sangre (y ser de color marrón, rosa o rojo). Las relaciones sexuales o un tacto vaginal también pueden afectar el tapón mucoso y provocar un flujo sanguinolento, incluso si el parto no va a empezar en los próximos días.

Rotura de la bolsa de líquido amniótico

En un 10% de casos puede producirse una rotura prematura de membranas, es decir que se rompa la bolsa de las aguas antes del inicio del parto. No siempre es fácil identificar cuando se ha producido esta rotura y en caso de duda es recomendable colocarse una toalla limpia sobre la bragita y tras vaciar la vejiga y limpiarte bien, valorar si se empapa al cabo de un rato con un líquido claro como agua del grifo. Frecuentemente se inician las contracciones al cabo de unas horas de romper aguas de forma prematura (según algunos estudios el parto comenzará en el 60% de las mujeres en 24 horas, y hasta en el 90% en las primeras 48 horas desde la rotura, pero si no es el caso se procede a una inducción del parto).

En el caso en que las aguas sean claras, como si se te escapa el pis, tiene olor a semen o lavandina, no hace falta acudir de inmediato al hospital, puedes darte una ducha, recoger sus cosas y acudir al centro donde vayas a dar a luz tranquilamente. Si las aguas fueran de un color teñido de verde o rojo, deberás ir más deprisa al centro hospitalario.

Si se ha roto la bolsa, evita que se meta algo dentro de tu vagina. No tengas relaciones sexuales ni te des lavados.

Los pródromos del parto.

Son los signos de que el parto se aproxima, pero todavía no estás de parto. No suelen ocurrir en el mismo orden en todas las embarazadas ni con la misma intensidad, incluso la misma mujer puede tener señales de parto próximo diferentes en diferentes embarazos.

El síntoma más frecuente suele ser la aparición de contracciones uterinas que son irregulares y no aumentan en intensidad. Se detienen fácilmente.. El útero se endurece durante 30 segundos aproximadamente y puede ir acompañado de dolor abdominal o lumbar, también puede ser que no te molesten nada.

Estas contracciones provocan cambios en la consistencia del cuello del útero, que se hace más blando, cambios en su longitud, se acorta o borra, cambios en su posición, se centra de forma que ya no está tan posterior en la pelvis y cambios en su dilatación ya que puede empezar a abrirse y llegará a 10 cm. de dilatación para que nazca tu bebé.

Sin embargo, es probable que el parto haya comenzado si las contracciones aumentan cada vez más en duración, intensidad y frecuencia. Pueden producirse aproximadamente cada 10 minutos al principio, pero no cesarán ni se reducirán hagas lo que hagas. Y cuando llegue el momento, se volverán más dolorosas y próximas entre sí, llegando a ser cada 3-5 minutos. En algunos casos, las contracciones fuertes y regulares empiezan de repente. Es diferente para cada mujer y en cada embarazo.

Si tu embarazo no presenta complicaciones, será mejor que te quedes en casa hasta que las contracciones duren aproximadamente un minuto cada una, y empiecen a ser cada cinco minutos, durante más o menos una de hora. La frecuencia de las contracciones se mide desde el comienzo de una contracción hasta el comienzo de la siguiente. Hoy en día hay APP  para medir la duración y la frecuencia de las contracciones.

Sin embargo, si las contracciones no aumentan de manera constante en su duración, ni intensidad ni se dan cada vez más cerca una de la otra, causando que el cuello del útero dilate de manera progresiva, lo más probable es que lo que estés sintiendo sea lo que se conoce como “falso parto”.

 

¿CÓMO SE DISTINGUEN DE LAS DEL PARTO?

  • Estas contracciones no son regulares, es decir, ahora llega una, la otra a los 20 minutos y otra a los 40 minutos y sigues así todo el día pero quizás al día siguiente no tienes ninguna.
  • Son molestas pero realmente no aumentan en intensidad de dolor o puede que una duela y la otra casi no.
  • Al cambiar de posición o al reposar, se paran.
  • Puedes mantener una vida “normal”, pasear, charlar, comprar, dormir algún ratito, tienes hambre, ducharte, relajarte, ver una película o escuchar música, etc. Las de parto, te van a impedir hacer todas estas cosas y te tienes que centrar en cada contracción.
  • Aunque no son las contracciones que indican que el parto ha comenzado, actúan iniciando los cambios del cuello del útero haciendo que se vaya ablandando y adelgazando para facilitar la dilatación en el momento del parto. Si tienes dudas, consulta a tu médico.

Y por último, aunque tu embarazo no haya tenido complicaciones hasta el momento, vete al hospital, en las siguientes situaciones:

  • Tienes una contracción continua que no cede.
  • Dejas de sentir a tu bebé.
  • Tienes sangrado vaginal, dolor abdominal fuerte y constante, o fiebre.
  • Comienzas a tener contracciones antes de la semana 37 o tienes algún otro síntoma de parto prematuro.
  • Tienes dolores de cabeza severos o persistentes, cambios en la visión, dolor intenso o mucha molestia en el estómago, tensión arterial elevada o muchos edemas.

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